La elección sin grandes pretensiones formalistas o tecnológicas de este sistema de fachada ventilada nos permitió manejar con gran soltura las continuidades morfológicas del edificio contiguo y además nos permitió trabajar con la expresión de su propia naturaleza constructiva y material, la cual coexiste en armonía con el entorno inmediato, potencia el vínculo de ambos edificios, además de ser notablemente considerado con el ahorro energético, el mantenimiento, la limpieza, las aislaciones acústicas y térmicas y vida útil del mismo. Está en la genética del proyecto el concepto de durabilidad. La materialidad y el sistema constructivo juega un papel fundamental en este concepto. Los paneles protegen el aislamiento a la vez que permiten la circulación por convección del aire en la cámara. Son totalmente impermeables, protegiendo de humedades y problemas relacionados con el agua y además ofrecen una gran resistencia a impacto. El color de la terminación final se engama con los mismos tonos del edificio existente, pero el particular brillo de cada una de placas indica sutilmente que estamos en presencia de un sector nuevo. La sutileza en la intervención de un sector urbano de valor histórico juega un papel fundamental a la hora vincular lo existente con lo nuevo. En cada edificio que proyectamos, estamos contribuyendo a la imagen de la ciudad. Pensar el hecho de diseñar pequeñas porciones de ciudad como acciones urbanísticas, nos obliga a estudiar y entender la personalidad de cada lugar; todos aquellos aspectos vivientes y activos dentro de la atmósfera que los contiene, y cómo estas particularidades generan fuerzas que mueven y transforman esta imagen. Es de nuestra incumbencia y responsabilidad la armonía compositiva de las distintas piezas de la ciudad y que estas respondan a distintos aspectos de la vida cotidiana individual como colectiva.
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